CAPSULAS ECOLÓGICAS



EL PROBLEMA AMBIENTAL POR LOS RESIDUOS DE PILAS Y BATERIAS DESCARTADAS

 
La gestión de los residuos de pilas y baterías descartadas una vez finalizada su vida útil representa hoy un problema ambiental de difícil abordaje.  En la actualidad, millones de pilas son usadas en artefactos, algunos de éstos prescindibles,  y el consumo de pilas y baterías, primarias (no recargables o desechables) y secundarias (recargables) tiende a incrementarse año tras año, no sólo por el crecimiento de la población sino también por el incesante aumento de la cantidad de aparatos y artefactos que las utilizan. Agrava la situación el hecho de que no exista una cultura que promueva el uso de pilas recargables, y la circulación de pilas de dudosa calidad, que en muchos casos vienen incorporadas a los aparatos adquiridos por el consumidor.
Es indispensable entonces un uso más racional de las pilas y baterías, lo cual conlleva un cambio en los patrones de consumo, más aún cuando no existen en muchos países tecnologías de tratamiento para la mayor parte de las pilas.
 
Gestión de los residuos por pilas y baterías descartadas
 
 Ha habido un aumento creciente de los residuos de las pilas y baterías usadas dentro del flujo de los residuos sólidos urbanos (RSU) o residuos domiciliarios (RD) y en los sitios de disposición final, convirtiéndose en un grave problema para las autoridades locales. A esto debemos sumarle la percepción de la ciudadanía que reconoce en las pilas usadas que se desechan una fuente de contaminación y generación de impactos en el ambiente y la salud.
En algunas comunidades este reclamo se ha traducido en intentos de dar solución al problema a través de programas o recomendaciones que no contemplan sus reales dimensiones. Por ejemplo, para evitar deshacerse de ellas en los residuos domiciliarios, las pilas son acumuladas en hogares o escuelas para intentar no desecharlas en los basurales o rellenos como destino final, acción que constituye un gran peligro.
Para la gestión apropiada de las pilas y baterías gastadas, es necesario tener en cuenta la toxicidad de sus componentes químicos. Todas ellas contienen materiales contaminantes (generalmente metales) que tienen la potencialidad de ser liberados y causar impactos en su tratamiento (según la tecnología) y disposición final.
Aunque las pilas y baterías contribuyen en un bajo porcentaje al volumen total de los residuos sólidos urbanos, estos componentes son, junto a los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos, la corriente con mayor aporte de metales pesados al total de los residuos de este tipo. Debe tomarse en cuenta que una parte de las pilas y baterías que se fabrican integran aparatos eléctricos y electrónicos -desde la producción y previamente a la puesta en el mercado- considerándose como componentes de dichos aparatos. Son, junto con las plaquetas electrónicas (circuitos impresos), los componentes con mayor potencial de contaminación de los artefactos eléctricos y electrónicos.
En consecuencia, se hace necesario generar un circuito de recuperación y tratamiento adecuado de este tipo de residuos, así como también establecer límites e incentivos para minimizar los impactos ambientales y sanitarios de las sustancias que los componen mediante su progresivo reemplazo por mejores opciones y mejoras en los diseños.
Por otro lado, es urgente y necesario que el uso de las pilas y baterías evolucione hacia las pilas y baterías recargables, para disminuir el masivo descarte de esta clase de productos, reduciendo la contaminación que generan y la demanda de recursos naturales para su fabricación.
Finalmente, los organismos gubernamentales deben informar correctamente a los ciudadanos acerca del peligro para la salud y el ambiente que conlleva la mala gestión de las pilas y baterías una vez finalizada su vida útil, coordinando una respuesta conjunta a nivel nacional para no generar confusiones. Asimismo, en los programas de Educación Ambiental se debe abordar la problemática de las pilas y baterías, tanto en cuanto a su peligrosidad como en relación a revisar críticamente los hábitos de consumo.
 

La escasez mundial de agua es irreversible

 

Según diversos estudios llevados a cabo por las Naciones Unidas, para el año 2.050 aproximadamente 7 millones de personas no tendrán agua. Consciente e inconscientemente los seres humanos estamos siendo artífices de nuestra propia destrucción, basta con observar los mares, lagos o ríos repletos de basura y desechos que no hacen más que acabar paulatinamente con nuestra existencia. Irónicamente, los "homo sapiens" (hombre sabio o pensante) son la única especie responsable de la destrucción del planeta.

Un conjunto de factores como la contaminación de las aguas, el cambio climático y el derroche del vital líquido por parte de todos, nos acerca cada día más a una gran catástrofe natural. Es necesario tener conciencia de que solo un 3% del agua del mundo es dulce.

 

La Tierra está compuesta por 3/4 partes de agua, de la cual el 97% es agua salada y el 3% restante es agua dulce, y de ésta solo el 1% puede ser tratada para el consumo humano. Este mínimo porcentaje se distribuye así: 15% en América del Norte y Centroamérica; 26% en Suramérica; 8% en Europa; 36% en Asia y 5% en Australia y Oceanía.

Durante las últimas décadas la escasez de agua se ha intensificado drásticamente. La población continua creciendo, la demanda aumenta y el agua disminuye. Actualmente se estima que más de un millón de personas tienen problemas para encontrar agua potable. Es posible que en unos 25 años solo 2 de cada 3 personas puedan proveerse de agua.

 

·        La industria, feroz derrochador de agua

 

La industria consume aproximadamente el 22% del agua dulce del mundo. En países ricos el porcentaje puede ser mayor a un 50% y los Estados menos consumidores es de un 8%. En gran medida estas cifras corresponden al sector agricultor, que si bien es cierto que ésta actividad es necesaria para garantizar los alimentos a la población, tampoco deja de ser verdad que un sistema de irrigación ineficiente genera cuantiosas pérdidas a nivel hídrico y económico. Según diversos estudios llevados a cabo por las Naciones Unidas para el año 2.050, 7 millones de personas no tendrán agua. Se calcula que al menos 1.170 km³ de agua se gasten anualmente para el año 2.025.

 

·        Muriendo de sed

 

El agua que en muchos casos es desperdiciada y que se queda estancada en diferentes lugares convirtiéndose en un foco de enfermedades como: malaria, dengue, paludismo, etc. Afectando a niños, ancianos y mujeres embarazadas, quienes representan la población más delicada. Tristemente la riqueza económica de un país influye en el suministro de agua. En regiones pobres el precio de un litro de agua es muy superior al de un país rico. En muchas zonas de África es habitual ver mujeres caminando por más de 10 kilómetros para llevar unos litros de agua a sus familiares. En la India, el agua potable se vende a los pobres a aproximadamente 5 dólares el metro cúbico, mientras que los menos desposeídos solo pagan 0,02 dólares. En el mundo cada 8 segundos muere un niño por consumir agua contaminada. Más de 5 millones de habitantes mueren anualmente por enfermedades asociadas a la ingesta de agua no potable. El cólera, la malaria, la hepatitis y la encefalitis son una de las enfermedades que son producto del consumo de agua contaminada. Solo en Latinoamérica fallecen anualmente 18 millones de personas por esta causa. En África el problema se acentúa, 1 de cada 2 habitantes padece alguna de éstas enfermedades. Cada 8 segundos muere un niño por consumir agua contaminada.

 

·        Preservar el agua para la vida

 

Según la Organización de las Naciones Unidas una persona necesita 50 litros diarios para su ingesta, cocinar, bañarse, etc. Sin embargo, en EEUU el consumo promedio por persona es de 250 a 300 litros. Mientras que un habitante de Somalia apenas logra acceder a 9 litros de agua por día.

Es necesario tomar conciencia y entender que el agua es un recurso limitado que algún podría acabarse. Todos podemos contribuir a preservarla, comienza en tu casa, cierra el grifo cuando te estés cepillando, haz lo mismo cuando te bañes, elimina las goteras, utiliza la cantidad de agua necesaria para lavar, no abuses. Ya no podemos recuperar toda el agua perdida, ahora nos queda ahorrar la que tenemos.

 

7 de julio: Día de la conservación del suelo

 
Esta jornada recuerda el fallecimiento de Hugh Hammond Bennet, un reconocido hombre de ciencia que quiso lograr un aumento de la producción de la tierra a través de su mayor protección y que trabajó para concienciar acerca de los beneficios de su adecuado manejo.
La desaparición de bosques provoca desestabilización y erosiona los suelos, por eso un gran porcentaje del territorio está sujeto a procesos erosivos causados por las actividades agrícolas, ganaderas y forestales. La desertificación es el resultado de fenómenos naturales que pueden agruparse en tres grandes categorías: la deforestación, el uso desequilibrado del suelo y el mal uso de la mecanización. A medida que aumenta la degradación de las tierras, también se degrada la calidad de vida de quienes la habitan.